El Ángel de la Gaceta: Matar al mensajero

El Ángel de la Gaceta

9 de mayo de 2024

Por Ángel Dehesa Christlieb

Matar al mensajero

Es lo que pretenden hacer López Obrador y sus allegados con cualquiera que se atreva a señalarles el menor error o a cuestionar cualquiera de sus acciones.

En su ensayo de 2008 “Cómo discrepar”, Paul Graham propone una “jerarquía del desacuerdo” en la cual el nivel más básico es el insultar a las personas e inmediatamente después está la “descalificación ad hóminem”, descalificar a la persona, pero sin refutar sus ideas y/o argumentos, ya sea porque no se tiene la habilidad para hacerlo o porque, quien descalifica, sabe que los planteamientos de quien lo cuestiona son correctos.

Siguiendo con esta línea, hoy, que andaba yo acalorado y creativo, me puse a pensar (señores políticos inténtenlo, les juro que no causa ceguera ni pelos en la mano) y se me ocurrió la siguiente pregunta:

Supongamos que María Amparo Casar es declarada culpable CONFORME a la LEY y por las AUTORIDADES COMPETENTES, que NO son ni AMLO ni el director de Pemex.

¿Eso desmiente automáticamente las investigaciones y denuncias documentadas y sustentadas con datos duros que presenta en su libro?

¿La realidad deja de ser realidad si la persona que la señala es mala persona?

Yo pienso que no

Como dijo el limpiavidrios, vamos dejándolo claro.

No creo que María Amparo Casar haya cometido ningún delito al solicitar y recibir su pensión.

A diferencia del animador de las mañaneras, de Romero el petroagrónomo, de Bernardo “si te vi, pues no me acuerdo, pero si el presidente lo dijo pos debe ser cierto” Bátiz y demás corifeos del poder, yo sí estoy consciente de que, en temas legales, lo que yo crea NO IMPORTA, hay que basarse en los HECHOS y los HECHOS son los siguientes

El caso ya está en manos de las autoridades judiciales, que no han emitido ninguna sentencia, a pesar de que los arriba mencionados ya dan por culpable a María Amparo Casar y, esto también es un hecho, publicaron, ellos sí de manera ILEGAL expedientes confidenciales, violando los derechos de la ciudadana en cuestión.

Y cada mañana el presidente sigue con sus desplantes de Mesías acorralado por las fuerzas oscuras y nos muestra las llagas de sus manos, obtenidas en su labor como autoproclamado guardián de la rectitud.

Pero de aclararnos a los ciudadanos con datos y argumentos si lo que dice el libro o cualquier otra denuncia que se le presente es cierto y, en caso de que lo sea, cumplir con su obligación de castigar a los responsables… de eso nada ¿verdad?

Y el mal ejemplo va permeando, hoy Claudia Sheinbaum acusó a la oposición de hacer un “uso deleznable” de la tragedia de la línea 12.

Su argumento habría tenido más fuerza si pudiera decir “porque los responsables ya fueron castigados con todo el peso de la ley, inmediatamente cesé a la directora del metro y acaté el peritaje de los consultores especializados que yo misma contraté”

Pero… pues no ¿verdad?

O Arturo Zaldívar, sobre quien surgieron nuevas evidencias acerca de la presión ilegal que, a instancias del Ejecutivo, ejerció sobre jueces y magistrados y lo único que contesta es “Norma Piña me golpetea, me quita mi lunch y me saca la lengua”

¿Y si mejor nos dice, con pruebas, si lo hizo o no lo hizo?

¿O será, cómo diria su admirada Taylor Swift, que “the fear does not ride the donkey?

O Martí Batres, quien hoy declaró información reservada los dictámenes de SACMEX sobre el agua contaminada en la Benito Juárez, porque “se pueden prestar a interpretaciones erróneas”

No vaya a ser que, en nuestra infinita mala leche, pensemos que, por su negligencia nos pusieron en peligro a todos ¿verdad? 

Y menos en tiempos electorales.

Señores gobernantes, les recomiendo un cambio de estrategia porque cada vez somos más los ciudadanos dispuestos a ser mensajeros y, por más que se esfuercen, no conseguirán matarnos a todos.

1 comentario

  • Luis E Reyes dice:

    Excelente columna, ofrece un enfoque sobre el manejo del desacuerdo y la crítica en el gobierno de AMLO. Usando ejemplos concretos, como el de María Amparo Casar, se destaca la tendencia de desacreditar en lugar de abortar los temas de importancia con seriedad. Aborda además, la falta de transparencia y responsabilidades del actual gobierno y nos llama, a los ciudadanos, a exigir un cambio en la cultura política del país.
    Por favor, no dejes de escribir.

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