El Ángel de la Gaceta
28 de mayo de 2024
Por Ángel Dehesa Christlieb
La Facultad de la Felicidad
“Te busqué en los templos de oración,
y en los libros que hablan del amor.
Te busqué por toda la ciudad,
y en el pozo de la soledad.
Te busqué en el corazón,
allí estabas en un rincón.
Te busqué en el corazón
y en silencio oí tu voz.”- Mecano
La palabra Facultad tiene muchas acepciones, puede emplearse el plural para describir la capacidad o cualidad que se tiene para hacer alguna cosa en especial como “tiene las facultades mentales y cínicas necesarias para mentir durante horas cada mañana.”
También puede referirse a un espacio o recinto, casi siempre localizado dentro de una universidad o institución de educación superior, en la cual se enseña y se aprende una disciplina específica: la facultad de ciencias, la facultad de derecho.
Y, finalmente, el derecho o poder que se tiene para algo, por ejemplo “el solo hecho de ser ciudadano mexicano me faculta para decir lo que pienso, exigir cuentas y recibir la atención de los servidores públicos, no importa si estoy de acuerdo o no con la ideología, partido o secta que representen”.
La felicidad cubre las tres definiciones.
Todos tenemos facultades para buscar la felicidad, aunque hay que tener en cuenta que es una habilidad adquirida.
La felicidad no es permanente, es el resultado de una decisión consciente y de un continuo proceso de trabajo físico, mental y espiritual.
La felicidad es CAMINO y no DESTINO.
La felicidad es susceptible de enseñarse, aprenderse y practicarse y, por lo mismo, requiere un espacio para poder llevar a cabo las tres cosas.
Ese espacio podría ser real, un gran edificio.
O podría ser virtual, una plataforma dentro del ciberespacio.
Para mí, la felicidad se encuentra en un espacio interior.
Es decir, dentro de mí.
Lo que me aporta el exterior es desarrollar el discernimiento para distinguirla, algunos estímulos para detonarla y las herramientas para mantenerla.
Y finalmente…
La permanente búsqueda de la felicidad es mi DERECHO y el de TODOS los seres humanos.
Y desde hace seis años unos INFELICES se han abocado a la tarea de secuestrar y acaparar la facultad de la felicidad, sembrando odio, desconfianza e intolerancia.
Y se los hemos permitido.
Se acabó.
El 3 de junio, gane quien gane, yo redoblaré mis esfuerzos para buscar mi felicidad y ayudar, como me sea posible, a que otros busquen la suya y tengamos las condiciones garantizadas para poder hacerlo.
Mi felicidad no es un ramplón “sonríe ya ganamos”.
Es el proceso, interminable y gozoso, de buscar la capacidad o facultad de adquirir las habilidades o facultades para, desde mi espacio interior, desarrollar la habilidad o facultad de estar bien CONMIGO en cualquier situación que se me presente.
El buscar ser feliz es una decisión estrictamente personal.
Me rehúso a dejarle la responsabilidad de mi felicidad a ninguna otra persona, no me importa por cuántos votos gane, sus índices de aprobación o su supuesta autoridad moral.
De MI felicidad me ocupo YO.
Lo que SÍ le exijo a quien quede como primera SERVIDORA de la nación es que ni ella, ni sus allegados me exijan “lealtad” para otorgarme la facultad de ejercer mi derecho a buscar ser feliz.
¿Y ustedes?
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