El Ángel de la Gaceta: Mi noche de San Juan

El Ángel de la Gaceta

25 de junio de 2024

Por Ángel Dehesa Christlieb

Mi noche de San Juan

“Gloria a Dios en las Alturas, recogieron las basuras…”

Entre tambores canta Joan Manuel Serrat, que cada noche de San Juan nos invita a subir la cuesta, para poder llegar a esa fiesta en donde, por una noche, nos olvidamos de que cada uno es cada cual.

En la noche más corta del año, lo que originalmente era un rito para que el sol favoreciera a los agricultores de la antigüedad con abundantes cosechas fue tomado, astutamente, por la joven religión católica y convertido en la festividad de San Juan Bautista, primo hermano de Jesucristo que bautizó a este último en las aguas del Jordán y que perdió la cabeza por denunciar, cual proto-reportero de “Ventaneando”, el matrimonio de Herodes Antipas, tetrarca de Galilea, con su prima Herodías, que, además, era esposa de su medio hermano.

Para escándalos los del Nuevo Testamento, lo de Nodal y Angélica Aguilar es liga “pee wee”.

La de San Juan es también, según los y las que saben, una noche que favorece la magia, los rituales de consagración de cuarzos, amuletos y talismanes varios, y es, además, el “save the date” para que las brujas se reúnan en aquelarre con Satanás, quien toma la forma de un macho cabrío y les exige, como prueba de fidelidad, que le besen el trasero.

Hagan de cuenta López Obrador en el Chamuco TV, pero con fogatas.

En Galicia, las Meigas (o magas) se reúnen para saltar la fogata y, en todo el mundo, muchas personas, incluyendo su servidor, escribimos en un papel aquellas cosas que ya no queremos tener en nuestra vida y, después de reflexionar y ofrecer el ritual a la deidad o espíritu que más nos inspire, quemamos la misiva en un radical acto de limpieza emocional, espiritual y mental.

¿Sirve para algo más que ser un latente riesgo de armar un “LoboHombo” versión casera?

Cada quien lo decidirá.

En mi papel de este año plasmé mi voluntad de soltar los miedos a los que permití silenciar mi voz durante casi medio siglo.

Devolví a mis padres, con agradecimiento y amor, varias de sus creencias porque, si bien a ellos les funcionaron y funcionan en su vida, no es el caso conmigo.

Agradezco la amorosa presencia de tantos y tantas que me quieren y a quien quiero, comunidad amplia que, espero, crezca con cada uno de estos textos que, más allá de tirar netas e imponer, tienden puentes para entablar una comunicación productiva e inteligente, sin importar que no siempre estemos de acuerdo o, quizá, por eso mismo.

Abandono la idea de que la hombría se mide por la cantidad de mujeres que puedo llevarme o decir que me llevé a la cama, consagro mis desvelos y esfuerzos a aquella que es mi señora, no en el absurdo término posesivo empleado hoy, sino en la acepción medieval, de aquella que inspira y a quien yo le inspiro los mejores logros y proyectos.

Rechazo la idea de que solo hay una manera de ser feliz y un único dueño de la verdad, sin importar cuántos insistan en que así es, ofrezco escuchar a cambio de ser escuchado y manifiesto mi inequívoca voluntad y vocación de ser feliz.

“Vamos bajando la cuesta…”

Ofertón Loco

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Aikir.

Cualquiero correspondencia con esta embrujada columna favor de dirigirla a www.angeldehesa.com

Si quieren compartirla, les dejo un enlace para que lo hagan y les agradezco mucho.

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