El Ángel de la Gaceta : Los guiños de Dios

El Ángel de la Gaceta

1 de julio de 2024

Por Ángel Dehesa Christlieb

Los guiños de Dios

Para Adaryll Jordan.

El pasado sábado 29, día de San Pedro y San Pablo, me puse a reflexionar, entre un partido de futbol y otro porque: Eurocopa, sobre cuál de estos dos personajes me resulta más cercano, en lo que a mi propia relación con la fe y la divinidad (en la que sí creo) se refiere.

A Saulo de Tarso, hombre noble y educado, le bastó una caída del caballo, ser cegado por una luz divina y recibir un mensaje de voz desde las alturas (Judea era territorio Telcel), para convertirse a la fe cristiana y promoverla por el mundo con una enjundia digna del mejor promotor de Thermomix.

Simón, un pescador de Galilea, que dejó las redes para seguir a Jesús, inspirando aquella canción de “me has mirado a los oooojos”, fue mucho más duro de convencer.

Quizá por eso su maestro lo bautizó como Pedro, que viene de “Piedra”.

Según los evangelios, el escéptico Pedro tuvo que ver a Jesús ejecutar un milagro tras otro, incluyendo la caminata sobre el agua en la que casi se hunde por no creer y, aun así, su fe flaqueaba en los momentos clave, como cuando negó a su maestro tres veces.

Me asumo #TeamPedro, tengo fe, más no certeza. Diariamente tengo dudas e inseguridades y, a veces, cuando las cosas no van como yo quiero, olvido mi convicción de que la vida no siempre me dará lo que deseo, sino lo que me hace falta.

Aunque no lo parezca, esa falta de certeza, que no de fe, me hace muy feliz, porque me permite apreciar los “guiños de Dios”, que se presentan en mi vida cuando menos los espero y cuando más los necesito.

Hace 14 años, cuando mi padre agonizaba, con una horrible condición que lo mantenía la mayor parte del tiempo en una inconsciencia funcional, en la cual su cuerpo estaba, pero su mente ya no me hinqué junto a su cama y le dije “te voy a extrañar”.

Por un momento, la luz volvió a los ojos de Germancito, me miró y me dijo “NO”.

Un guiño de Dios.

Después se volvió a perder y, un día después, se fue definitivamente.

Después, supe que mi hermana Juana Inés, que tiene más fe que yo, había rezado por un milagro y, aunque el desenlace no parece haber sido milagroso, cuando pienso que mi papá no tuvo que sufrir la indignidad de usar pañales o depender durante años de otros para poder vivir, reconozco que el milagro se dio.

Un guiño de Dios.

Hoy, 1 de julio, Germán cumpliría 80 años y, unos meses antes, llegó (me mandó) al querido Virulo que insistió, con persistente ternura, en hacer un espectáculo combinando las palabras de mi papá, las mías y sus propias canciones.

Este espectáculo, “De Herencias y Querencias” ya llenó sus cuatro primeras funciones.

Hoy por la noche, repetirá el lleno en el Teatro Bar El Vicio, en donde celebraremos la vida de Germán Dehesa y yo, personalmente, celebraré el corazón lleno de perdón y de paz que ha llegado a través del diálogo establecido con mi padre al seleccionar los textos para este show.

Agradezco el amor y la amistad que, todos los días, doy y recibo y la oportunidad de vivir cada día a fondo, como si fuera el primero y el último.

¿Ustedes también reciben guiños de Dios?

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