Se me hizo fácil : Pasado por agua

Se me hizo fácil…

19 de julio de 2024

Por Ángel Dehesa Christlieb

Pasado por agua

Mi ciudad es chinampa en un lago cochino. 

Apenas ayer hablaba del florido barrio de San Ángel y como sus balcones se adornaban en la fiesta del Carmen.

Un día después, probablemente por las ganas de ser mencionado en esta, su columna de confianza, Tláloc decidió, en palabras de Quentin Tarantino, “ponerse medieval con nuestras nalgas” y regalarnos una inundación como aquellas que se daban en la época de la Colonia y están todavía marcadas en los edificios del Centro histórico.

Me imagino al Dios azteca cambiándole los canales a su prehispánica televisión gigante y viendo que ya no había partidos de futbol.

Además, le había apostado a Susana Harp como secretaria de cultura en la quiniela del gabinete que tenía con Huitzilopochtli y Mictlantecuhtli, por lo que, ya francamente molesto, arrojó el control contra la pared, tomó sus anteojeras, se puso su “maxtlatl” de ceremonia, empuñó su “macuahuitl” con incrustaciones de obsidiana y su redondo “chimalli”, le llamó a sus “tlaloques”: Opochtli, al norte, Nappatecuhtli al este, Yauhqueme al oeste y Tomiyauhtecutli al sur, les entregó sus vasijas llenas de agua y les dijo…

“¿Pues andaban pidiendo lluvia en Tenochtitlán no?”

Y que se deja venir con toda la furia de quinientos tres años de dominación y mestizaje.

Mientras los tlaloques rompían sus vasijas, creando truenos y rayos, el agua se precipitó sobre los caminos de asfalto que los nuevos mexicanos construimos sobre las antiguas calzadas mexicas y, aprovechándose de que los capitalinos pensamos que las coladeras sirven para llenarlas de basura, Tláloc logró hacer llover para arriba y para abajo al mismo tiempo.

Los chilangos, por supuesto, nos desquiciamos y comenzamos a flotar en nuestras unidades, mientras los peseros desplazaban agua, a ritmo de cumbia, cual trajineras verdiblancas a la altura de Barranca del Muerto.

El agua recorría la calle de León Felipe como los rápidos del río Balsas, en donde alguna vez me llevaron a ver carreras de lanchas, a la casa de mi tía la “Frau”, porque se casó con alemán, se le inundó la azotea, mientras los meseros de restaurant San Ángel Inn luchaban contra los torrentes que cubrían el piso y la alfombra y mi hermana se quedó atrapada en su auto durante horas.

Tláloc y sus ministros, mientras tanto, se ponían una jarra de nevero con un curadito de tuna y, ya en pleno mitote y con la borrachera muy avanzada, uno de los tlaloques le dijo a su patrón.

“O sea, sí, gran señor, muy sonado su despliegue de poder, pero le tengo un reto para culminarlo ¿jala o se pandea?”

Tláloc, después de darle un trago a su jícara de pulque, dijo “jalo”

“A qué no puede poner ese coche encima de la reja…”

“¿Qué apuestas…?”

Y lo puso

Porque HOY TOCA.

Cualquier correspondencia con esta empapada columna favor de dirigirla a www.angeldehesac.com

Me ayudan mucho a compartirla, por aquí les dejo el enlace.

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