Se me hizo fácil
23 de julio de 2024
Por Ángel Dehesa Christlieb
De elecciones y regaderas
Según mis maestros de Kabbalah, cuando vamos a nacer, sabemos todo lo que tenemos que saber y lo que nos toca aprender y, armados con ese conocimiento, elegimos a los padres que mejor nos pueden ayudar en este aprendizaje y, justo cuando estamos a punto de llegar al mundo, un ángel toca el espacio arriba de nuestros labios (por eso tenemos esa pequeña hendidura), y olvidamos todo para poder comenzar de cero y ganarnos la Luz con nuestras acciones.
¿Habré elegido bien?
A lo largo de los 36 años que pasamos juntos, mi papá y yo tuvimos varios choques, muchos de los cuales se quedaron sin resolver, incluso después de que tuvo el mal gusto de morirse, pero también muchos momentos felices y muchas lecciones, algunas dulces, otras no tanto, algunas se quedaron conmigo, otras tuve que dejarlas ir porque, aunque fueron dadas con amor, no me sirven para la vida que yo quiero tener.
Supongo que gestionar a los padres, presentes o ausentes, con Kabbalah o sin Kabbalah, es algo por lo que, tarde o temprano, tenemos que pasar todos y, estoy seguro de que no es fácil para nadie.
El proceso de humanización, de aceptación y de perdón entre mi padre y yo, comenzó el 19 de junio de 2010, estando internado Germancito en el Instituto Nacional de Cardiología.
Mientras lo cuidaba, nos llegó la noticia de la muerte de Carlos Monsivais, acaecida ese mismo día, un poquito más adelante sobre el Periférico, en el Instituto Nacional de Nutrición.
Mi papá, con esa empatía que lo caracterizaba y, probablemente, con el miedo que da el ver que la gente cercana a tu edad se empieza a ir, dio su propia y, ahora que lo pienso, no tan descabellada explicación sobre la causa de la muerte del autor de “Días de Guardar”.
“Es que, en el hospital, lo bañaron…” dijo Germancito.
Ese mismo día, yo le quité la ropa a él en su cuarto de hospital, lo senté en una silla de plástico, abrí la regadera y lo bañé, aunque, a diferencia de Monsi, él sí sobrevivió el regaderazo.
Los papeles se invirtieron… yo tuve que comenzar a cuidar a mi padre.
Me dolió entonces y me duele aún.
Papá, aún con todo ese dolor, con todos los choques y desacuerdos y sabiendo todo lo que hoy sé de ti.
Si volviera a nacer, te volvería a elegir.
Cualquier correspondencia con esta columna de reafirmación, favor de dirigirla a www.angeldehesac.com
Me ayudan mucho compartiéndola, les dejo el enlace para hacerlo.
1 comentario
Yo fuí lectora de tu papá y ahora leerte a ti me recuerda mucho a esa experiencia. Tienes tu propia voz, pero algo de él está en tus letras y en tu manera de ser. Elegiste bien. Esto que escribiste hoy me movió fibras muy sensibles porque me pasó algo muy similar con mi mamá, incluso en ese mismo hospital. Gracias por compartir este momento tan íntimo entre tu padre y tú. Nos hace mirar hacia nuestra propia intimidad y vernos en ese espejo.