Se me hizo fácil

Se me hizo fácil

27 de septiembre de 2024

Por Ángel Dehesa Christlieb

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DE BRISAS Y FESTIVALES

Hace mucho que no voy a Acapulco.

Cuando tenía menos de 10 años, mi papá y mi mamá nos llevaban a Acapulco a pasar las vacaciones y, en los años en los que les iba bien, nos llevaban a Las Brisas, donde nos entusiasmaba que cada cuarto tuviera una pequeña alberca, además de los jeeps color rosa y blanco que alquilaban para moverse por el lugar o para bajar al puerto.

Recuerdo también la lancha de fondo de cristal, en la cual nos llevaron a ver a la Virgen de la Roqueta.

Fue cuando descubrí mi propensión a marearme en las lanchas y compartí ese descubrimiento con todos los presentes, llenando el cristal del fondo con el bolo digestivo del coctel de camarones que me había empacado previo al abordaje.

El que alguien haya logrado distinguir a la Virgen a través de ese cristal después de lo que hice, fue un testimonio a sus milagrosas cualidades.

Más tarde, en mis veintes, fui varias veces al puerto como parte de la producción del Festival Acapulco Milenio o Aca Fest, como terminó llamándose.

A mí me mandaban semanas antes de comenzar el festival, con un equipo de cámara móvil, a sacar imágenes con las cuales ilustrar los programas especiales del evento una vez que este empezara.

En esos viajes aprendí a trabajar y conocí el puerto de arriba abajo, desde los hoteles de la Costera hasta la punta de Lomas Renacimiento, pasando por el Shotover, el Bungee, unos petroglifos espantosos en la punta de un cerro al que nos mandaron en la mera hora del calor.

Filmamos el Hotel Flamingos, adquirido a mediados del siglo pasado por Johnny Weissmuller, actor que se hizo famoso interpretando a Tarzán y que está enterrado en el puerto, que se asoció con John Wayne para recibir en el hotel a estrellas como Cary Grant y Errol Flynn.

Conocí el hotel Elcano, donde SELMEC, la compañía fundada por mi abuelo Alfredo Christlieb, puso las calderas cuando se inauguró.Por la noche, los camarógrafos me llevaron al Disco Beach, donde la espuma de las fiestas era un caldo de cultivo para infecciones radioactivas, me quitaron el gafete y me dijeron: “si no ligas, no te lo regresamos”.

Al día siguiente tocaba trabajar en la playa y mi querida Giovanna Lara me puso como chancla porque venía en vivo y con labial en la camisa, como los señores casquivanos de las películas de la era de oro.

Y no les cuento de cuando me tocó hacer Nuestra Belleza México, porque esa historia está sellada en los labios de la antigua Miss Tlaxcala y un servidor.

Hoy Acapulco está siendo golpeado por el segundo huracán en dos años, el estado está en manos de un ser impresentable y su hija, encumbrados por ese que ya se va y que dice que nunca toleró la corrupción, los narcos se pasean a placer por el lugar y reciben barcos llenos de extranjeros pederastas.

Las Brisas se están cayendo.

Eso me pone muy triste.

Acapulco va a necesitar de nuestra ayuda y no se vale rajarse.

No empecemos con la payasada de “disfruten lo votado”si no quieren que la ayuda pase por gobierno, buscamos otros canales, pero lo que no se vale es dejar a nuestros paisanos desamparados, no importa de qué partido sean.

Hoy toca y yo me voy a Querétaro a dar función, pero el lunes hay que ver cómo ayudamos.

Conste

DUDA

¿Será que Metallica canta “El Sirenito”?

2 comentarios

  • Pedro Lugo favela dice:

    Soy el 71

  • Todos los años mis papás nos llevaban de vacaciones a Acapulco. Cada año era al nuevo hotel o al de moda (Acapulco Plaza, Hyatt Regency, etc), pero nunca a Las Brisas: «Es para parejas», contestaba mi papá cuando le preguntaba por qué no íbamos ahí, mientras veía pasar por la Costera los coquetos jeeps rosa con blanco. Despejé la duda hasta 2018, cuando «La Cochambres» y yo recreamos escenas dignas de Tommy Lee y Pamela Anderson en nuestra alberquita privada. Por cierto, el último jeep al que nos subimos y nos tomamos foto se llamaba «Robert de Niro». Para conocer de manera divertida la vida de la época de oro del Puerto, recomiendo la trilogía de novelas del detective Sunny Pascal, de Pancho Haghenbeck. De Disco Beach no me recuerdes, que me regreso a abrirlo.
    PD: Mi airada opinión de lo que pienso de Chonallica la conocerás el domingo en #LaTercaMemoria

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