Se me hizo fácil
1 de octubre de 2024
Por Ángel Dehesa Christlieb
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Mientras tanto en Palacio
Después de la última mañanera, el inquilino saliente junta los últimos enseres antes de dejar el austero Palacio en el que el pueblo, no él, que quede claro, EL PUEBLO, le exigió que viviera.
En sus proletarias bolsas del mandado, porque los transformadores no usan maletas burguesas y fifíes, lleva los cubiertos con los que Juárez cenaba sus tlayudas con asiento, los jabones “Heno de Pravia”, edición especial con los colores de Morena y su bata pachona de toalla con el cinturón en forma de la banda presidencial.
En un sobre amarillo, de esos donde Pío le traía las “aportaciones” de los “simpatizantes” del “movimiento”, lleva la banda, recién planchada, con suavizante con aroma a pino tropical, lista para entregársela mañana a Claudia, aunque ya sabe que saliendo se la tiene que regresar, ni que se mandara sola.
Mientras reflexiona sobre el sexenio que termina y que, según él, le salió bordado, se acuerda de que dejó unos tamales de chanchamito en el refrigerador, junto al frasco de cristal que tiene la mano de Obregón y el bote de crema Chipilo con el pie de Miguel Barbosa y hace una nota mental para pedirle mañana a Claudia que se las mande a su finca de Palenque, junto con su pepsilindro de Noroña, su pijama de los Olmecas de Tabasco y su muñeca de Liz Vilchis, esa con un cordoncito que le jalas y empieza a decir incongruencias hasta que se le acaba la cuerda.
Voltea a ver a Doña Beti, que camina delante de él, con una caja de huevo Bachoco, en la que lleva el reloj de Benito Juárez, las enaguas de la Corregidora y los saleros de la Emperatriz Carlota.
Aterrado, se acuerda de que, ahora que ya se le aligeró la chamba, le prometió a su aún esposa que iba a leer y reseñar su libro de el “Feminismo Silencioso”, cuyos ejemplares sobrantes los esperan en un avión “Hércules” de la Guardia Nacional, el cual tiene órdenes secretas de arrojarlos en medio del Golfo de México.
Ya en la puerta, llama a su hijo Andy para dejarle las llaves de la puerta, le da su besito y su bendición y le hace Face Time a Claudia para dejárselo encargado y asegurarse de que sepa que, aunque sea ella la presidenta, Andy es quien el mandato ostenta.
Repasa la lista de invitados, con pura gente distinguida, asegurándose de que no se le quiera colar el Rey Felipe, el cual quedó, según le informan, desconsolado porque no se iba a sentar entre Layda y Citlalli.
Mientras abordan el transporte de la Guardia Nacional, el cual está acondicionado con peluche en el tablero y un muñequito oscilante del Mayo Zambada, el cual le recuerda todos sus pecados, que, a estas alturas, ya deben estar grabados en un disco duro en las instalaciones del FBI, el tabasqueño piensa que, por lo menos, tendrá tiempo de ver los playoffs del béisbol y sonríe, mientras se aleja por Plaza de la Constitución y, al pasar por el edificio de la Suprema Corte, le pinta unas reformistas cremas a la Ministra Presidente, con esas manos que siempre se lavó cuando alguien le pedía cuentas y, por última vez, saluda a la bandera de un país al cual dejó dividido, ensangrentado, empobrecido y sin muchas esperanzas para el futuro, aunque, eso sí… cuartamente transformado.
¿O ustedes qué creen?
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1 comentario
Una tristeza ver cómo en un sexenio se puede dañar tanto a un país que ya está por demás enumerar todas las calamidades por las que tuvimos que pasar y un pesar al ver un futuro incierto poco prometedor, impotencia, coraje son sentimientos comunes en los mexicanos que luchan cada día por salir adelante, prepararse para un futuro mejor, temor de ser víctimas de un crimen organizado desatado al cual le dieron todo el poder a cambio de dinero y apoyo al narco gobierno que se tendio a sus pies. Ahora sólo nos queda a los mexicanos concientes que lo que queramos para nosotros y nuestras familias lo tenemos que lograr solos y con mayor esfuerzo, transmitir y vivir nuestros valores y patriotismo a nuestros hijos y orar para que está pesadilla de gobierno pase rápido por nuestra querida patria y recontruir y mejorar nuestro México.