Se me hizo fácil
15 de octubre de 2024
Por Ángel Dehesa Christlieb
Las lunas
Dispensarán mis 170 lectores registrados y Jorge Urbano que hoy, que es uno de esos martes de quincena larga, de esas que significan la pesadilla más temida de cualquier godín, deje un rato la tragicómica realidad en la que se ha convertido la escena política nacional y me concentre en otros asuntos que para mí son más importantes.
A punto de recibir la luna llena de octubre que, cómo dice la canción, es la más hermosa, recuerdo aquella pieza de Cri Cri, en la que una luna garapiñada brillaba, mientras un gnomo buscaba bajarla con un bambú.
A mi memoria viene el Hijo de la Luna, creación de Ana Torroja y los hermanos Cano, el cual es acunado por la luna menguante cada vez que llora.
Aquellas gotas de luna en los ojos de los ancianos las cuales, a decir de Jaime Sabines, ayudan a bien morir.
La fiebre de luna llena de Tom Petty and the Heartbreakers, cuyas notas en caída libre y corriendo por un sueño me dieron la bienvenida a un nuevo país.
El bruñido disco en el cielo, olvidado por aquel hombre que describe Borges como quien concibió el “desmesurado proyecto de cifrar el universo”
El Arcano del Tarot que representa las emociones a flor de piel, además de la conveniencia de esperar antes de actuar, porque la luna revelará su sabiduría solo cuando el tiempo sea el indicado.
El dios Tecuciztécatl, quien tuvo miedo de arrojarse al fuego sagrado en Teotihuacán y, cuando finalmente lo hizo, tuvo que recibir el cuerpo de un conejo sobre su cara para opacar su brillo y que no existieran dos soles en el cielo.
Chang’ e la Diosa de la luna, quien robó el elixir de la inmortalidad a su marido, Houyi el arquero cuyo amor por ella le impidió apuntarle con sus infalibles flechas, quien comparte el satélite con el Conejo de Jade.
La triple Diosa: Selene, quien conduce su carro por el cielo nocturno, Artemisa la cazadora y Hécate la hechicera.
Tantas interpretaciones de la luna, que ha llenado las noches de los hombres desde que el mundo existe, enamorando toros, inspirando a Don Juanes y a morenas que bailan bajo sus rayos plateados.
Hoy, para mí, nada es más importante que la luna y espero que ningún político, ningún narco, ni nadie con odio en su corazón me quite nunca la posibilidad de mirarla, maravillarme y sonreir.
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1 comentario
Gracias por hacer mis desayunos más sabrosos