Se me hizo fácil
18 de octubre de 2024
Por Ángel Dehesa Christlieb
En su libro “Fluir: Una psicología de la felicidad” Mihaly Csikszentmihalyi (a ver quién es el guapo que se atreve a pronunciarlo) habla de un estado de fluidez emocional y hasta espiritual, el cual se puede alcanzar en el momento en que hacemos algo que nos gusta, para lo que tenemos el conocimiento y la habilidad, pero que nos representa un reto que ocupa nuestros sentidos y pensamientos.
Cuando eso ocurre, todo FLUYE y podemos pasarnos horas en esa actividad que nos apasiona y nos estimula, olvidándonos incluso del paso del tiempo, alcanzando lo que los griegos llaman un estado de “extasis”, es decir, abandonar nuestro propio ser y ver “desde fuera” como las cosas salen y se acomodan sin un esfuerzo aparente de nuestra parte.
¿Alguna vez han comenzado a hacer algo que les apasiona y los hace sentir bien y, de pronto, voltean a ver el reloj y se dan cuenta de que han pasado muchas horas sin que se dieran cuenta de ello?
Para alcanzar dicho estado es necesario encontrar la actividad que nos lo induzca y, una vez que la identifiquemos, incorporarla lo más posible a nuestro quehacer de cada día.
Parece fácil y lo es, siempre y cuando hagamos un esfuerzo consciente por identificar nuestra fuente INTERNA de éxtasis y nos atrevamos a buscarla siempre, aún a costa de no cumplir las expectativas de otros, de salir de nuestra zona de comodidad o de exponernos al “ridículo” o a las burlas de los demás.
Quien se atreve a cumplir con todo esto, se cumple a sí mismo y logrará una buena vida, lo cual no significa que viva siempre momentos alegres o fáciles, pero la conciencia y la certidumbre de tener un propósito, una pasión y un plan de vida, nos permitirán sortear los tiempos difíciles de la mejor manera, mientras aprendemos de ellos para ser más fuertes y mejores.
En estos últimos meses yo he tenido la suerte y, me lo reconozco, también la perseverancia, la disciplina y la habilidad de reconocer que mi éxtasis viene de aprender cosas nuevas y compartirlas.
Eso es lo que me hace feliz, aprender y compartir, porque cuando lo estoy haciendo, el tiempo no pasa para mí y me la paso como nunca.
Y si al compartir las cosas que aprendo, como el Tarot terapéutico, el Coaching de vida o la escritura de sanación puedo inspirar, divertir o ayudar de cualquier forma a que una persona esté mejor, sonría o me deje ayudarla a buscar su propia fuente interna de éxtasis, soy yo quien me llevo la mejor parte.
Debe ser por eso que hoy en la mañana, cuando le pregunté a mi Community Manager…
Incluyendo las del Ángel de la Gaceta ¿cuántas columnas llevamos?
Cuando me dijo que ésta que están leyendo es la 153 yo no lo podía creer.
Ni siquiera creí que había pasado de las 100.
He disfrutado cada una de ellas, las letras, las ideas y hasta las lágrimas han fluido desde que me decidí a escribir y me puse a hacerlo.
Te agradezco, les agradezco mucho a todos los que me han leído, me leen y me sigan leyendo.
Escribo para leerme y que me lean, para escucharme y que me escuchen y para quererme y que me quieran.
Gracias por darme la oportunidad de ser parte de sus vidas y regalarme, cada día, unos minutos de su tiempo.
Por permitirme fluir
Y es doblemente valioso en viernes, porque…
Hoy toca.
Gracias
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6 comentarios
Eso es todo, hacer lo que te gusta con pasión, amor y sentir la satisfacción de cumplir con tus metas, logros y que dejes una huella en una o muchas personas, lo que escribes me gusta mucho, te leo diario, felicidades por esas 153 columnas 🤓💻👏
El agradecimiento es mutuo, leerte es un placer.
Hace poco te descubrimos mis hijas y yo, (que eramos asiduas a «La Columna del Angel» ) y me gusta mucho leer lo que escribes (porque aunque se que eres tu) me recuetda mucho a Don German, felicidades por esas 153 y a seguirle!
Me gusta leerte, lo hago hace poco, se me hacen interesantes tus articulos. Gracias, soy Angeles, casi tocayos
.
Cuando el dolor duele tanto, eres un punto de reinicio. Gracias por escribir y compartir.
Festejo que fluyas gozando de la escritura, porque yo fluyó leyéndote.
Los niños y los autistas nos extasiamos fácilmente y fluímos en el juego. Es una manera de vivir, de crear un mundo que nos viene de maravilla.