Se me hizo fácil
22 de octubre de 2024
Por Ángel Dehesa Christlieb
El plebeyo fifí.
Mi sangre… aunque fifí, también tiñe de rojo.
Es lo que parecen haber olvidado la presidenta y su (tan libremente designada) secretaria de gobernación, cuando nombran a sus conferencias matutinas “las mañaneras del pueblo”, o cuando afirman con sorprendente seguridad que el haber sido elegidas por la “voluntad del pueblo” les confiere la autoridad para hacer y deshacer a placer, obedeciendo solo aquellas leyes que favorecen sus políticas o proyectos.
Lo primero sería establecer ¿a qué se refieren cuando nombran al “pueblo”?
¿Exclusivamente a quienes votaron por ustedes?
¿Se cumple aquella máxima de los cerdos de “Rebelión en la Granja” de George Orwell de: “todos somos iguales, pero algunos somos más iguales que otros?
Resultaría muy conveniente ¿verdad? porque así podrían justificar todos los abusos y desacatos que, a menos de un mes del inicio de su sexenio, ya están empezando a cometer, escudadas en la supuesta “voluntad del pueblo”.
Ese pueblo que solo ustedes creen tener la facultad de designar, cuya “voluntad” solo ustedes pueden interpretar y la cual, curiosamente, siempre coincide con sus deseos, con los de su partido y con los de su antecesor, cuyo nombre es usted tan afecta a mencionar.
Y ahí es donde la marrana, que no es de Orwell, pero también es marrana, tuerce el rabo para ustedes porque hay varias cosas que no toman en cuenta.
El pueblo de México somos TODOS los mexicanos, hasta los que no votamos por usted o los que no estamos ciegamente de acuerdo con el proyecto de su antecesor (hasta ahora no nos ha mostrado que tenga uno propio).
No está dentro de sus facultades como funcionarias públicas el decidir a cuál “pueblo” obedecer y a cuál ignorar.
Doña Claudia, cuando usted se puso la banda presidencial que nadie le obligó a buscar ni a aceptar, juró servir a México, no a Morena, no a la cuarta transformación, mucho menos a Andrés Manuel y, más importante, juró respetar y hacer respetar las leyes mexicanas.
Si entre esas leyes está la de obedecer la resolución de una juez, obtenida por la vía legal, tampoco está dentro de sus funciones ni facultades el decidir si la obedece o no, basada en una opinión personal, no importa qué tanto del “pueblo”, según usted, comparta dicha opinión.
El haber sido electa presidenta, aunque sea por muchísimos votos, no la unge como sultana.
Como a cualquier gente del “pueblo”, las leyes le ofrecen caminos para impugnar las resoluciones legales con las que no esté de acuerdo, hágalo por esa vía y no intimidando a las jueces en las “mañaneras del pueblo” que, por cierto, ni son “del pueblo”, ni cuentan como “ejercicio democrático” a menos que TODAS las voces puedan compartir ese micrófono al que ya le está agarrando cariño y que pagamos TODOS los mexicanos.
Ojalá pronto empiece a usarlo para lo que debería o, mejor aún, ocupar sus mañanas en trabajar y escuchar al pueblo, a todo el pueblo y, cuando los resultados comiencen a darse, todo el pueblo nos enteraremos.
Un Saludo
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1 comentario
Pareciera que los que se identifican con el pueblo bueno son inmunes a las leyes, el ambulantanje, la corrupcion 4t, el culiacanazo, la destruccion por el tren maya y un largo etcétera
Bien lo dijo su mesías: no me vengan con que la ley es la ley