Se me hizo fácil:soltar para creer

Se me hizo fácil

5 de noviembre de 2024

Por Ángel Dehesa Christlieb

Soltar para crecer

Una mañana, no hace mucho tiempo, mientras tomaba una clase de natación, pensé en mi padre fallecido y tuve un momento de conciencia muy fuerte.

Salí de la alberca, entré al vestidor en donde no había nadie a esa hora y me puse a llorar, mientras hablaba con mi papá y le dije “gracias por tu consejo, ya no me sirve, te lo regreso con todo el amor el que tú me lo diste a mí. “

A mis 18 años, Germancito me dijo: “ten cuidado con las mujeres, porque siempre van a querer atraparte con alguna culpa, no caigas”.

No escribo esto para criticar a mi padre, para ponerlo en evidencia y, mucho menos, para responsabilizarlo de las malas decisiones que YO tomé en materia de relaciones de pareja.

Creo y sé que todo lo que me dijo o recomendó fue siempre desde la convicción de que estaba haciéndome un bien, además de que cada quien habla y vive con las herramientas que tiene y desde las experiencias que ha vivido.

Entre las tareas que tuve y tengo que cumplir, si realmente quiero ser un adulto, está la de hacerme responsable de las creencias que acepto y las que, con amor y gratitud devuelvo, ya sea porque no van con mi manera de ser, o con el momento en el que estoy viviendo o, simplemente, no me sirven y me obstaculizan para crecer.

Cuando esas creencias vienen de alguien a quien quiero y respeto, como lo es mi padre, me resulta doblemente difícil dejarlas de lado porque, inconscientemente, siento que lo desautorizo a él y a su memoria cuando lo hago.

Así son las creencias limitantes, no obedecen a la razón, no siempre son provechosas, están enterradas en mi inconsciente y se manifiestan en actitudes y acciones autodestructivas.

Por eso buscaba y permanecía con mujeres que me maltrataban y YO se los permitía porque así se confirmaba la creencia que tenía programada.

Si llegaba a encontrar un prospecto o pareja más o menos cuerda y beneficiosa para mí, no me permitía disfrutarlo y hacía lo posible por sabotear la relación.

“Mejor se lo hago yo, antes de que ella me lo haga a mí”, era el “razonamiento” tras el cual justificaba mis acciones que, al final, me perjudicaban principalmente a mí.

Así pasé varios años de mi vida hasta que, después de un momento muy oscuro, decidí dar un paso atrás, cerrar, literalmente, esa ventana y darme la oportunidad de seguir vivo.

Comencé a trabajar en mí, en crecer, en estar mejor y, poco a poco, con ayuda de pacientes y amorosos maestros, me di cuenta de que era YO quien elegía mantener la creencia que me transmitió Germancito.

Lo hacía para poder mantener la convicción de que yo no tenía nada que ofrecerle a una pareja y, mucho menos, merecía recibir a cambio el amor y apoyo que equilibran una relación sana y adulta.

Tenía miedo de las exigencias que implica el estar con alguien.

Ya no más.

Todas las creencias limitantes o liberadoras que guardo en mi mente y mi corazón sirven a una convicción más profunda de lo que yo soy y de lo que yo valgo.

Si me valoro a mí mismo, mis creencias reforzarán esa percepción.Si no… funcionarán en mi contra.

La responsabilidad y la elección de valorarme a mí mismo, de crecer y de confiar en que tengo o puedo obtener las herramientas que necesito para ser feliz, es solo mía.

Y estoy feliz de que así sea.

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