Se me hizo fácil : itsmeño sentimiento

Se me hizo fácil

13 de noviembre de 2024

Por Ángel Dehesa Christlieb

Itsmeño sentimiento

Desde hace varios años tengo el gusto y el honor de formar parte de la Sociedad Mexicana de Salud Pública, organización que agrupa a miles de mexicanos y mexicanas que, con vocación, conocimiento y valentía han decidido hacer de la salud en nuestro país un tema prioritario, en el cual se dejan el corazón, el alma y la vida.

Mi primer acercamiento a dicha agrupación fue en 2011, durante un evento patrocinado por algún laboratorio médico, cuyo nombre se me escapa hoy, el cual tuvo verificativo en el restaurant San Ángel Inn de la Ciudad de México.

Ahí me presentaron al entonces presidente de dicha Sociedad, el Doctor Cuitláhuac Ruiz Matus, oaxaqueño de linaje ilustre, itsmeño por nacimiento, salubrista por convicción y bohemio… porque no le queda de otra.

Desde ese primer momento, con la veleidad y tesón propias de sus orígenes, esas mismas que llevaron al niño Benito a marchar valiente con rumbo a Oaxaca o a Porfirio Díaz a vencer el 2 de abril a los franceses, el Dr. Cuitláhuac decidió ser mi amigo.

A la fecha se ha mantenido firme en su decisión, con una constancia equiparable a la que muestra Fernández Noroña a la hora de evadir cualquier tipo de moderación o hábito de higiene personal.

Dicharachero y cantador, Cuitláhuac es una de esas personas que habla contigo y te hace creer que puedes hacer más de lo tú mismo piensas.

Cual Kalimán zapoteco, es galante con las mujeres y ha encontrado en la doctora Lorena Suárez a una compañera de vida dulce, inteligente (cualidad que no desmiente su gusto en hombres) e igual de comprometida que él cuando de la salud se trata.

Ha trabajado y trabaja incansablemente en múltiples trincheras para proteger y defender la salud y el DERECHO a la salud que la Constitución nos garantiza.

Es un gran conferencista, que ha representado a México en incontables foros nacionales e internacionales y es, además, un hombre de absoluta rectitud y honestidad, a pesar de que ha desempeñado puestos en los que el dinero y los sobornos eran una tentación constante.

Hemos estado juntos en fiestas, bohemias, cumpleaños y, más recientemente, en la despedida de su hermano Cuauhtémoc, otro destacadísimo salubrista, de esos a los que sí les importaba la gente, no quedar bien con un partido ni con un Mesías y que durante 15 años encabezó la Unidad de Inmunización Integral de la Familia de la Organización Panamericana de la Salud en Washington.

“Ay ya, dale un beso o pídele lana”, dirán mis lectores, extrañados por esta serie de loas, tan merecidas como innecesarias, porque el trabajo y la bonhomía de mi amigo hablan por sí solas.

Lo del beso está fuera de discusión, porque la Dra. Lore es celosona y no entendería el platónico contexto.

La cosa es que, ayer martes, recién desempacado de la CDMX, llegando a Veracruz a la 78 reunión anual de la Sociedad Mexicana de Salud Pública, el Dr. Ruiz Matus, mientras se recogía las faldas de su traje de tehuana y se embozaba en su rebozo de bolita, atuendo con el cual ha triunfado en múltiples festivales “muxes” a lo largo y ancho del territorio nacional, me expresó aquello que ningún mexicano que se respete quiere escuchar de boca de un amigo…

“Ando sentido contigo… no me mencionas entre tus 100 lectores”.

Estarán de acuerdo en que, en este país, es preferible que alguien te exprese un odio africano o, ya de plano, deseos de asesinarte.

La ira homicida se termina al consumar el acto, el “sentimiento” puede durar más que una “mañanera del pueblo” (ya no mienta, presidenta), más que la sequía de títulos de los Pumas o que la espera por citas en el IMSS.

Querido amigo…

Con el ánimo de acallar tu itsmeño sentimiento, con un profundo agradecimiento porque estás y eres en mi vida, por los abrazos que nos hemos dado y los muchos que nos faltan, porque te acompaño en la dolorosa ausencia te dedico estas letras, que serás el primero en leer.

O, lo que es lo mismo…

¿Quén lo queye al Doctor?

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