Se me hizo fácil
29 de noviembre de 2024
Por Ángel Dehesa Christlieb
Diciembre
Nací el 17 de diciembre de 1973, mi abuelo Ángel había muerto cinco días antes de un infarto fulminante y mi familia estaba sumida entre el gusto por mi llegada y la tristeza por su partida.
A casi medio siglo de distancia, aún no sé si estoy conforme con haber recibido el nombre de alguien a quien no conocí, aunque haya sido una buena persona, solo porque se acababa de morir.
Estoy seguro de que mi abuelo, mi tío y todos los Ángeles Dehesa que los antecedieron (si los hubo), fueron personas interesantes y de bien, pero no me gusta pensar que mi nombre, esa palabra que es mi carta de presentación ante el mundo y lo que me identifica a los ojos de los demás y ante mí mismo, me haya sido impuesto desde la tristeza por la pérdida de un padre.
“Éste ya empezó a beber ponche adulterado desde antes”, dirán mis lectores.
No, estoy sobrio y, según yo, en pleno uso de mis facultades.
Quizá es algo que llevo 50 años pensando y no me atrevía a decir, por miedo a ofender a mi padre y al resto de mi familia.
Quizá es que, después de medio siglo, me pregunto: si no fuera Ángel Dehesa Christlieb ¿quién me gustaría ser?
No lo sé.
Me gustaría no haber nacido en un mes donde mi fiesta de cumpleaños tiene que competir con el brindis de la oficina, la posada del changarro, la prendida del árbol de Liverpool y el recital de villancicos del coro de la escuela de mis sobrinos.
Quisiera que mis celebraciones de cumpleaños no fueran a la sombra del pinito decorado, con tortilleros de Santa Clos y que la gente no me juntara los regalos, los cuales agradezco siempre porque no es obligación dármelos.
Si no fuera Ángel Dehesa Christlieb ¿quién me gustaría ser?
Quisiera ser alguien que, a los 50 años, cumpliera la expectativa del Ángel Dehesa Christlieb de hace 20 años: tener definido perfectamente mi lugar y propósito en el mundo y el camino para llegar a ellos.
Entiendo que, en la vida, los caminos y el cambio son la constante y las metas o destinos lo pasajero.
Nomás que entender y aceptar no es lo mismo, porque aceptar lo que se entiende es una elección, una que, hoy 29 de noviembre de 2024, no estoy seguro de querer llevar a cabo.
Hay veces que los caminos parecen cerrarse o yo mismo elijo cerrármelos, por miedo, por duda, o por culpa.
Hay veces que no veo el final del trayecto o, simple y llanamente, me siento cansado o sin ánimos para recorrerlo.
Hay metas y personas que quiero, con toda mi alma, tener cerca, pero, hoy por hoy, Ángel Dehesa Christlieb tiene más dudas que respuestas y muchas de esas dudas parecen paredes muy altas de escalar, que se van cerrando a medida que el péndulo del reloj que es mi vida se desplaza de un lado al otro.
Preferiría no leer mientras escribo y sentir que estoy siendo berrinchudo o desagradecido.
Sé que mis sentimientos y pensamientos son válidos y que expresarlos con palabras me ayudará a mí a entenderlos, procesarlos, encontrar la razón de su presencia y actuar para desaparecerlos de mi corazón y de mi cabeza.
No me gusta lo que provocan en mí.
Quiero compartirlos no para que me los validen, ni para dar lástimas, sino porque estoy seguro de que, entre los casi 200 que me leen, además de Jorge Urbano, Mayte Noriega y Cuitláhuac Ruiz Matus, habrá alguien que haya vivido o esté viviendo lo mismo que yo y, a lo mejor, me puede decir cómo manejarlo y cómo hacerle para no sentirme como fenómeno de circo por sentir lo que siento y pensar lo que pienso.
Y sí… escribo para que me quieran y para quererme yo.
Soy Ángel Dehesa Christlieb y entiendo que me quiero y que me gustaría ser feliz.
Solo que, hay días, incluso aunque sea viernes y hoy toque, en los que me cuesta mucho trabajo aceptar lo que entiendo.
¿A ustedes les pasa?
Un abrazo
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3 comentarios
A mi me gustaría ser más sabia. Estoy contenta con mi nombre que me dieron del día en que naci, 15 oct 1963
Pero me gustaría ser más feliz en este mundo tan divergente y tan lleno de maldad. Hacer más por mi país a través de la educación
Estimado Ángel…te entiendo super bien o como dicen los chavos » I feel you bro»,
Me llamo Martha como mi mamá pero no soy la primogénita soy la segunda hija y por años, casi toda mi vida me.pregunte porque yo tenía el nombre de » señora » (literal en hebreo) y no mi hermana Sandra ( nombre que me parece encantador ) en mi casa me decían Tita de cariño, y medio lidiaba con la carga pasaron los años y mi mamá , que me hacía mucho énfasis en escribir Martha con H se dio cuenta a sus 70 años que su acta de nacimiento decía Marta, sin H
No es que haya hecho la gran diferencia una H muda, talvez como yo ya tenía hijos ya me sentía la señora Martha…..juro que de niña me quería llamar Wendy…..en fin, mi mamá está en otra dimensión + desde hace más de 4 años.
Ya tengo 58 años , me encanta decir mi nombre con apellido, siento que le da más carácter, hola soy Martha Llamas, no tengo idea en que momento abracé el nombre como mío con todo el carácter y la vulnerabilidad que soy.
Tu nombre me da una alegría tremenda sobretodo cuando te leí por primera vez y sabiendo el pedo de la pluma de tu papá y aquí estás!
Gracias Ángel!
PD. Luego te cuento la historia de mi segundo nombre que tampoco me gustaba.
El peso de la pluma…..perdón el autocorrector…😅