Se me hizo fácil: Santa Claus y el régimen

Se me hizo fácil

9 de diciembre de 2024

Por Ángel Dehesa Christlieb

Santa Claus y el régimen

Hace unas semanas, la señora presidenta “expuso” ilegalmente en la “Mañanera del pueblo” a.k.a. “Ya no mienta presidenta” a Gabriel Quadri por ejercer su derecho constitucional al solicitar la pensión universal que le corresponde según su edad.

Esto ha desatado un “debate” en las redes sobre la supuesta “incongruencia” de las personas que, dentro de la legalidad, ejercemos nuestro derecho a disentir, de manera pública o privada, con las decisiones y políticas del gobierno, pero, según los aplaudidores y la propia presidenta, somos convenencieros por hacer uso de los beneficios que “nos da el régimen”.

Más allá de la flagrante ilegalidad de exponer y hacer uso de la imagen de un ciudadano (que no me cae particularmente bien, pero es un ciudadano, sin su consentimiento y sin derecho de réplica, aunque la presidenta se vende como la cabeza de una democracia, esta narrativa, promovida desde Palacio Nacional y repetida hasta el cansancio por la aceitada máquina de propaganda que el régimen ha montado, es falsa como el amor de Soraya por Nandito en María la de Barrio.

Aprovechando la coyuntura prenavideña, vamos a explicar por qué:

“Santa Claus no existe, son los papás”.

Así decían en los patios de la primaria mis compañeritos, esos a los que no les gustaba la navidad o querían presumir de inteligentes.

Yo, a pesar de mis documentados antecedentes paternales, no odio a la navidad por si misma, aunque no me gusta que interfiera con mi cumpleaños (17 de diciembre, acepto regalos en efectivo y en especie), además de lo que en mi infancia y adolescencia representaba tener la cena en casa de mi mamá, que se toma el tema de ser anfitriona con una logística y seriedad mucho más rígida que la planeación de Día D en el cuartel de Eisenhower.

En cuanto a Santa Claus, siempre me resultó simpático, aunque se me complicaba empatizar con él, sobre todo por la ausencia de nieve en mi entorno, sus prácticas claramente monopólicas y su falta de respeto por la Ley Federal del Trabajo (los elfos no cuentan con un sindicato, ni con seguridad social) y, sobre todo, por la opacidad de los fondos con los que este cocacolero personaje financiaba su operación.

Ya más grandecito, tuve la oportunidad de visitar Turquía, concretamente la ciudad de Demre, en donde está enterrado San Nicolás de Bari, figura del cristianismo que inspiró el personaje de Santa Claus y conocí la tumba de dicho santo, con lo que quedaron disipadas todas las dudas que podía albergar sobre la falsedad de la existencia del adiposo habitante del Polo Norte, aunque su presencia, hasta cierto punto, me es entrañable y no se paga con mis impuestos.

Aún no le perdono a mi mamá que no me permitiera enviarle la foto de la tumba a mis sobrinitos para dinamitarles su navidad, era una oportunidad de oro.

Hay que decir también que Santa Claus, a diferencia de los de MORENA, nunca me condicionó mi regalo a que yo creyera en él o elogiara sus políticas públicas.

Supongo que, por esa espina que tengo enterrada, me siento en la necesidad de decirles lo siguiente a los que hoy piensan que “el régimen” les da su beca, su pensión o su apoyo de cualquier especie y, por lo tanto, el aceptar dicho dinero los o me obliga, si soy una persona “congruente” y “honorable” a elogiar y agradecer de rodillas al “régimen” y sus representantes:

Ni el “régimen” y mucho menos la presidenta, ni el finquero de la Chingada, ni ningún político oficialista u opositor, pone un centavo de su bolsa (aparte de sus impuestos), para que tú o yo, o tu mamá, o tu papá, o tus abuelitos o tus hijos reciban cualquier beneficio al cual tienes derecho.

No importa qué gobierno o régimen haya pasado las leyes (la de pensiones fue Fox en 2003), tienes y tengo derecho a recibirlos y puedes y puedo decir lo que quiera del régimen en turno porque todos los beneficios del “régimen” se pagan con un presupuesto al que yo contribuí y que NO es del gobierno, es de todos.

En resumen:

El régimen NO existe, son los papás…

Y las mamás, y los hijos, y las hijas, y los nietos, y las nietas y todos los que pagamos impuestos.

De nada.

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