Se me hizo fácil
11 de octubre de 2024
Por Ángel Dehesa Christlieb
Anatomías Emocionales
Antes de comenzar, advierto a mis 140 lectores (ya hemos llegado a ese número en el grupo de whatsapp) y a Jorge Urbano que escribo esta columna bajo la influencia del moco y la flema, que se han apoderado de mi sistema respiratorio desde el martes pasado.
Una vez asentado el dato como dijo el físico cuántico: entro en materia.
Entre los muchos comentarios que recibí por la columna de ayer (si no la leyó le dejo el enlace aquí), está el de un amigo que me conmina a “escribir con el cerebro y no con el hígado” cuando de hablar del gobierno se refiere, agregando que “ya son muy poquitos ustedes”, refiriéndose, supongo, a los que no estamos de acuerdo o, aún estando de acuerdo en ciertos aspectos, levantamos la voz para cuestionar, criticar o exigir que el gobierno en turno, sea de la filiación que sea, haga su trabajo y deje de estar buscando excusas para justificar lo injustificable.
He de decir, mi estimado Alex, que yo escribo con las manos, el hígado y el cerebro tendrían muchos problemas para alcanzar las teclas.
Si a lo que te refieres es a que lo que puse ayer lo escribí enojado, estás completamente en lo cierto, pero creo, sinceramente, que un alcalde decapitado, más los muertos que se van acumulando cada día, más la respuesta insuficiente de las “autoridades” justifican mi molestia.
Sí aclaro que no me gusta estar, ni escribir enojado.
No lo hago ni por gusto, ni con ánimo de obtener seguidores, likes o respaldo de nadie.
Ojalá todas mis columnas fueran, como decía mi papá, para sacar a mis letras al solecito y no para pasearlas entre truenos y relámpagos.
Me consta que resulta muy rentable ser heraldo del terror y amo de la estridencia, como muchos periodistas, políticos y analistas que figuran en uno y otro bando
Hay quien hasta presidencias obtiene chillando, pateando y descalificando y después ya no sabe cómo o no quiere dejar de hacerlo y, al parecer, le funciona.
Por salud mental, yo he decidido y decido cada día que la ira en mi vida tiene que ser en dosis justas y exactas y que, cuando se presente, quiero usarla como trampolín para rectificar sus causas y poner límites, a mí mismo o a los demás, procesarla lo más rápido posible y continuar con mi vida.
Me encantaría no tener que escribir enojado, para mí no es un tema personal, como sí parece serlo para los actuales gobernantes y sus seguidores, pero si me quedo callado, ahí sí creo que faltaría a mi deber como ciudadano, que no termina cuando meto mi voto en la urna.
Yo estaría feliz de poder decir que mis percepciones de los actuales (y anteriores) gobernantes están equivocadas, que nos encontramos en el buen camino para mejorar, pero no es eso lo que percibo y mal haría en quedarme callado ante ello.
Preferiría dedicar más tiempo del que dedico a agradecer todo lo bueno que tengo y poderlo compartir, porque la felicidad, si no se comparte o se obtiene a costa de hacer infelices a otros, no es felicidad.
Estoy dispuesto a cooperar y ayudar para que mi país y su gente esté mejor, no porque yo sea muy bueno, sino porque eso hará que yo mismo esté mejor y porque el ser ciudadano no nomás se trata de quejarse, pero este gobierno y su antecesor se han dedicado, sistemáticamente, a cerrar los mecanismos de cooperación con la sociedad civil
¿Será porque si hay cooperación también tiene que haber rendición de cuentas y transparencia en el uso de los recursos?
“Ya son muy poquitos”, dices.
Aunque fuera yo solo, que no soy, un gobierno que se pregona democrático tiene la obligación de escuchar y atender a TODAS las voces, no nomás a las que le aplauden.
Si tú crees que este o cualquier otro gobierno es perfecto y quieres brindarle tu apoyo incondicional, como si fuera equipo de futbol, o piensas que cuestionar, criticar y levantar la voz es, por fuerza, apoyar a los anteriores pues estás en tu derecho.
Yo no estoy de acuerdo, pero, como ya dije, no es personal y mi corazón, mi hígado y mi cerebro están en paz.
Ojalá que México pronto lo esté también.
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2 comentarios
«Ya son muy poquitos» Sí cerca de 30 millones qué no votamos por la Sra. Presidente y 40 más que no fueron a votar somos muy poquitos, entonces por regla de 3 da el 75% impuesto, entonces ahora sí entendí a tu querido amigo.
Me uno a los » poquitos» y me inspira el dejar el cerebro, hígado y corazón en paz.
Gracias!